Actualmente parece vislumbrarse, en cierta medida, una recuperación de la economía española, (crucemos los dedos !!). Es momento de preguntarse si nuestro despacho profesional está preparado para afrontar las todavía existentes amenazas, y por qué no, las oportunidades que se avecinan.
Durante esta crisis los despachos profesionales han mejorado sus estructuras de costes mediante despidos de personal, eliminación de gastos superfluos, recortes de precios a los proveedores, etc. Pero todas estas medidas han sido meras tácticas que, si bien pueden mejorar la situación de nuestro despacho a corto plazo, no aseguran ni mucho menos la continuidad del mismo a largo. Han aportado tan solo, que no es poco, eficiencia y productividad, pero no son una auténtica estrategia.
La definición y el desarrollo de una estrategia, entendida como «la creación de una posición singular y valiosa que requiere un conjunto diferente de actividades (M. Porter) » es necesaria para el éxito a largo plazo de cualquier organización. Las empresas han de esforzarse por desarrollar un sistema de actividades único que las diferencie del resto de su competencia. Como dice Porter, estrategia es elección, a qué clientes me dirijo y a quienes no, que es lo que quiero ofrecerles y que no. A partir de estas elecciones hemos de imaginar nuestra empresa como un conjunto de actividades cuya combinación nos permita conseguir una ventaja competitiva sobre nuestros competidores.
Como gerente de una despacho profesional no puede usted quedarse esperando soluciones mágicas a la situación actual por parte del gobierno, ni por parte del BCE, ni de cualquier otra administración. Lo que debe hacer es empezar a pensar en que el conjunto de actividades de su empresa sea coherente con la estrategia elegida y que la coordinación entre ellas le ayude a conseguir ventajas competitivas.